Euskadi disfruta de un nivel alto de autonomía política, que otorga a su Gobierno competencias sobre la mayoría de las iniciativas públicas, como la Educación, Cultura, Sanidad, Empleo, Medio Ambiente o Industria.
Además, como consecuencia de sus derechos históricos forales, cuenta con una amplia autonomía legislativa y ejecutiva en materia fiscal y financiera, por lo que Euskadi tiene autoridad para regular y recaudar gran parte de los impuestos en su ámbito geográfico. Para ello cuenta con una hacienda propia.